viernes, 2 de mayo de 2008

Un guapo del 900, publicado en diario La Nación

Gran muestra de arte popular

Un guapo del 900 , de Samuel Eichelbaum. Adaptación, puesta en escena y dirección general: Eva Halac. Intérpretes: Joaquín Furriel, Rita Cortese, Antonio Grimau, Sergio Oviedo, Martín Kasen, Alexia Moyano, Oscar Ferreyra, Ana Laura Mercader, Carlos Juárez, Fernando Rodríguez Dabove, Marina Licciardo, Ernesto Beltrán Meza, Martín Taboada, Fabio Prado González, Fernando Gonet, Iván Esquerré, Ricardo Ibarlín, Javier Abalsamo y Lucas Rebollini. Filmación y dirección de cámaras en vivo: Alejandro Hartman. Diseño de escenografía y vestuario: Marcelo Valiente. Diseño de iluminación: Ernesto Bechara. Diseño de sonido: Amilcar Gilabert. Música original: Chango Spasiuk. Asistentes de dirección: Virginia Zangroniz, Claudio Rodrigo y Andrea Herrera. Funciones: mañana, a las 19 y a las 21.30, en la esquina de Julio A. Roca y Bolívar (Plaza de Mayo). Duración: 70 minutos.
Nuestra opinión: muy buena

El conocido clásico de Samuel Eichelbaum, sin duda, ha recorrido un largo camino después de su estreno, en 1940. Numerosas y muy destacadas puestas han traído una y otra vez esa historia orillera en la que el barrio, la familia, los amigos y la política se van mezclando en una sumatoria de escenas en las que Ecuménico López, el protagonista, y su madre, Natividad, dejan muy en claro algunos valores fundamentales que hacen a la condición humana.

El año pasado, el Instituto de Cultura de la Provincia de Buenos Aires encaró el proyecto llevando la pieza a diversas ciudades de la provincia y ahora, en conjunto con la Secretaría de Cultura de la Nación, el espectáculo ha comenzado a ofrecerse en Buenos Aires. La primera función se concretó en Parque Patricios, el sábado pasado. Hasta allí acudieron 6000 espectadores que se repartieron en las dos funciones al aire libre.

La puesta de por sí tiene una serie de cualidades que van a sorprender a más de un asistente. Se desarrolla en la calle, el marco escenográfico lo aporta la misma edificación barrial y vecinos de la zona se transforman en actores por un rato, acompañando a un numeroso elenco de profesionales. La época está respetada en sus mínimos detalles y hasta los automóviles que trasladan a los personajes resultan modelos originales.

La experiencia se ha denominado "teatro de intervención urbana " ; en verdad lo es, y en profundidad. ¿Cuál es el mayor valor de esta experiencia? Encontrar un escenario casi ideal para montar esta historia. La calle es el lugar en el que han crecido los matones, el ámbito ideal donde los políticos ofrecen sus discursos y reúnen votos. La calle es el punto de reunión de los amigos y de los traidores y es, también, el lugar al que salen las madres que buscan a sus hijos. Es el espacio en el que la policía montada reprime y por el que se huye después de una trágica noche de amor. Es donde se respira la libertad después de estar preso y, además, donde se decide un posible nuevo rumbo para la vida.

La directora Eva Halac concibe una muy compleja puesta en escena y no sólo se detiene en sus actores, sino también en todo un entramado técnico -sonido y video- que, con suma precisión, responde para hacer crecer un espectáculo que el público sigue con un silencio muy profundo. Esta versión de Un guapo del 900 se transforma verdaderamente en un acto de teatro popular con respuestas inesperadas e inmediatas de los espectadores que, sumamente consustanciado con la historia, se manifestarán según sus necesidades.

El elenco, muy homogéneo, recupera el drama. En él se destacan Joaquín Furriel (Ecuménico), Rita Cortese (Natividad) y Antonio Grimau (Alejo Garay). Los tres dan verdadera carnadura a esas criaturas y, en cada una de sus escenas, demuestran una acabada intencionalidad que el público agradece al final con una ovación.

Carlos Pacheco

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