lunes, 22 de junio de 2009

“Cuando se habla de turismo en La Plata, se olvidan de la cultura y el conocimiento”

Iván Maidana, secretario de Cultura

La Secretaría de Cultura diseñó un circuito histórico cultural platense: placas conmemorativas en distintos puntos de la ciudad que están asociados de manera indudable con La Plata. La oportunidad es óptima para charlar con su titular: Iván Maidana. La sociedad ante el intento de polarización

La Secretaría de Cultura diseñó un circuito histórico cultural platense: placas conmemorativas en distintos puntos de la ciudad que están asociados de manera indudable con La Plata. La oportunidad es óptima para charlar con su titular: Iván Maidana. Y la charla, que arranca con los nombres de ese circuito, deriva lógicamente en la actualidad. Es decir, se parte del patrimonio cultural para discutir de cultura y, como señalaba Sigmund Freud, de sus malestares.

–¿Cuál es el significado de este circuito cultural?

–Darle visibilidad a la gran actividad y producción cultural de la ciudad. La presencia de la UNLP, más el teatro independiente, los roles de los centros culturales, el hecho de recibir un estudiantado de distintos puntos de país y de distintos países de latinoamérica marca una gran diversidad y una gran presencia de la actividad cultural. Nuestra intención es publicitar, articular, potenciar y acompañar esa actividad.

–¿Con qué podría chocar este tipo de decisiones?

–No debería chocar con nada. Estamos impulsando la ordenanza para que pueda ser votada en el Concejo Deliberante. Más allá de partidos políticos, creemos que debería ser votada por unanimidad. Hasta ahora, cuando se habla de turismo en la ciudad no se habla de cultura ni de conocimiento. Y debería estar fuertemente vinculado. La presencia y el prestigio de la UNLP nos lleva a pensar que la ciudad podría ofrecer un turismo vinculado a grandes eventos, conferencias, encuentros en que se destaque esa calidad.

Si bien hay un convenio marco, y el trabajo municipal y universitario es muy fuerte y mancomunado, se podría generar consenso en los sectores privados para ofrecer un grado de visibilidad mayor. Hay una historia que tenemos que mostrar, un relato que falta. Las ciudades son por lo que se dice de ellas. Y nosotros no siempre ponemos en palabras lo que naturalmente somos. No se aprovecha ese gran valor que tenemos para generar la posibilidad de mayor turismo en la ciudad.

–¿Hay presupuesto como para realizarlo?

–Sí, sobre todo por la decisión del intendente de convertir en secretaría lo que era una dirección general de cultura. No dependemos de Educación ni de Turismo, como ocurre en otros lugares. Acá es absolutamente al revés. El intendente siempre impulsó y acompañó nuestras iniciativas. Obviamente, a medida que se va desarrollando o generando programas y acciones concretas para articular ese potencial platense, va a ir requiriendo que el presupuesto vaya creciendo.

–¿Es sólo una decisión política?

–No, por supuesto, es una decisión política que hay que ganarse. Por ejemplo, que haya un fondo de promoción para la red de centros culturales tiene que ver con un reconocimiento, más allá de la ayuda económica. Ese reconocimiento al trabajo que los centros desarrollaron implica un intercambio de la estética que ofrecen. Nuestra intención no es cooptarlos, pero sí poder discutir con ellos la articulación y la conducción de un discurso que tiene que ver con ofrecer la ciudad, en le buen sentido del término.

–¿Cómo se articularía el circuito?

–Armando un mapa con todos los espacios donde haya actividades culturales. Y marcar, también, algunos de los personajes de la historia que vivieron, nacieron o transitaron por nuestra ciudad. Hay que armar ese circuito para que pueda ser visitado y se tenga referencia de qué cosas hicieron, quiénes fueron para la ciudad y para todos el país.

–Poniéndolo en nombres...

–Dardo Rocha, Favaloro, Almafuerte, Albert Einstein (que estuvo dando una conferencia en el Colegio Nacional), Le Corbusier (cuyas casas son visitadas en el mundo entero y la que hizo aquí se conoce poco), el Club Español donde Rodolfo Walsh jugaba al ajedrez y donde por primera vez escuchó que había un fusilado de José León Suárez que aún vivía dando origen a Operación Masacre, Sarmiento (que fue aquí director general de escuelas), Manuel Puig (que pasó su infancia en La Plata), el Indio Solari, el Chango Nieto y su invalorable lugar de encuentro La Vizcachera.

–Parece haber un componente ideológico al armar un recorrido cultural. ¿No se corre el riesgo de intentar modificar ese circuito ante cada cambio de gestión?

–El riesgo es cierto. Pero armamos un arco bastante amplio, desde el fundador de la ciudad, y la confusión actual que existe entre la propia gente de la ciudad con el Museo Dardo Rocha y el Pasaje Dardo Rocha, hasta el Indio Solari o Virus. O Sarmiento y el señalamiento en Tolosa, en 1 y 524, donde residía temporariamente Juan Manuel de Rosas. O el lugar de John William Cooke en La Plata, o el casamiento de Perón y Eva en una iglesia de nuestra ciudad, o la detención de Hipólito Yrigoyen en lo que hoy es el terreno recuperado a la represión para el Centro Cultural Islas Malvinas. La idea es armar un entramado de nuestra ciudad no sesgado ideológicamente. De todos modos, con independencia de quién gobierne, creo que los argentinos ya sabemos quiénes son nuestros referentes y no vamos a dejar que nos los quiten.

–Una consolidación del capital simbólico...

–Por obra y gracia de vivir en una democracia que, con todas sus dificultades y todas sus deudas sociales a cuestas, se va consolidando. Y esta es una de ellas. Nadie puede negar hoy la trayectoria de Rodolfo Walsh. Se podrá estar de acuerdo o no con él, pero su valor es indiscutible. De la misma manera en que a veces a todos los argentinos se nos hace dificultoso aceptar que haya calles en la Ciudad de Buenos Aires que lleven nombres de genocidas como Roca o la plaza de Flores que se llama Aramburu.

–¿Un debate que aún se debe?

–Un debate abierto que yo vinculo con el bicentenario. En los festejo del centenario había una dirigencia política consolidada. La llamada generación del 80 festejó, más que los cien años de la Revolución de Mayo, el triunfo de su proyecto político. El bicentenario nos encuentra reivindicando más los orígenes de esa Revolución y en un espacio de discusión. Y si bien nosotros creemos que esta creación del circuito cultural enfoca el potencial de nuestra ciudad, no es menos cierto que la rehabilitación abierta y democrática de nuestros hombres y mujeres es un logro. Después del logro de Néstor Kirchner de bajar el cuadro de Videla de la Escuela Militar, no creo que haya alguien a quien se le ocurra volver a colgarlo o proponerlo como nombre de una calle. Hay cosas que ya están consolidadas, que no tienen que ver con la suerte puntual de un gobierno, sino con la reivindicación de la historia misma, de la sociedad inmersa en esa historia.

–Una sociedad a la que la discusión partidaria electoral pretende polarizar...

–Es cierto ese intento de polarización, pero más allá de los resultados electorales, sabemos que el ejercicio de la democracia legitima la discusión. Unos creemos estar defendiendo los intereses del pueblo. Otros no se animan a decir que no lo quieren hacer. Es probable que en alguna cabeza molesten las propuestas. Pero el pueblo sabe. Ya no duda en que no es lo mismo la derecha que la izquierda, ya no duda en que no hay que volver al FMI, ya no compra mentiras.

–¿Y los políticos?

–Desde el partido que está en el gobierno, hay quienes creen que la creación de un discurso es políticamente incorrecto. O suponen que hay que aggiornar más las palabras. Yo creo que no, que la posibilidad de que algunas cosas se hayan consolidado, tiene que ver con la acción política consecuente del gobierno y la convicción sin vueltas. La derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final tiene que ver con eso. No se puede volver atrás en esas situaciones. Sí creo que buena parte de las próximas leyes, como buena parte de las iniciativas para una mejor redistribución del ingreso dependen del resultado electoral.

Pero en cuanto a lo recuperado, no hay dudas, no creo que se pueda tocar. Hay mucho saldo organizado a favor. Nuestra obligación es comunicar más y mejor lo que se hizo, lo que está en discusión. Cuando la discusión se frivoliza, corre la chicana, la crítica malintencionada. Hay que entrar en la discusión política con seriedad. Y para ser serios hay que decir qué hizo cada uno. La cosa se polarizó, sí. El error de la oposición es escapar a la discusión política y preferir el palazo, la chicana. No comprenden que eso les quita seriedad. El gobierno, por su parte, debe corregir sus dificultades para poder comunicar más y mejor y también tomar decisiones políticas más fuertes para ampliar las bases de sustentación de un modelo de país que, objetivamente, nos encuentra muy bien parados de cara a una crisis mundial en términos económicos.

Fuente: Diagonales

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