lunes, 27 de julio de 2009

Henrik Ibsen, según la mirada de Veronese

El director trajo Casa de muñecas al presente

Foto: María Figueras y Carlos Portaluppi son parte de un elenco impecable

El desarrollo de la civilización venidera, de Daniel Veronese. Versión de Casa de muñecas, de Henrik Ibsen. Intérpretes: Carlos Portaluppi, María Figueras, Ana Garibaldi, Mara Bestelli y Roly Serrano. Adaptación de la escenografía de la obra Budín inglés, de Ariel Vaccaro. Asistencia de dirección: Felicitas Luna. Dirección: Daniel Veronese. En El Camarín de las Musas. Los viernes y los sábados, a las 23.15, y los domingos, a las 17. Duración 70 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

Puede resultar extraño encontrar en este presente resonancias de un texto como Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, una pieza tan definitoria para la sociedad de fines del siglo XIX. Que Nora, la protagonista, se fuera de su casa y dejara a su familia después de un fuerte enfrentamiento con su marido, resultaba irreverente para su tiempo y, a la vez, señalaba que la mujer podía adquirir una libertad impensada hasta entonces.

En la versión que hoy propone Daniel Veronese la historia está respetada, se eliminaron algunos personajes menores y se fortaleció y se acrecentaron las conductas de los cinco personajes centrales. El ámbito escenográfico es pequeño y definitorio a la hora de encerrar la energía que cada uno de esos seres despliega; lo que, por momentos, torna más vibrante la acción.

Así, el espectador no reparará únicamente en el devenir de Nora, sino que, cada uno de los personajes encontrará un espacio para imponer lo suyo y, en algún momento, se armará un ping-pong de enfrentamientos en el que nadie quedará excluido. Cada criatura con sus mentiras, intrigas, resentimientos y hasta con severas aprobaciones, ha cambiado el eje de una familia, en apariencia bien constituida, para transformarla en un infierno en el que, hasta asomará la violencia física. Pareciera que esa violencia siempre ha estado en ellos, escondida detrás de máscaras de lo más diversas.

De eso parecería tratarse esta sociedad, de un entramado de relaciones en las que se oculta ese germen violento que puede asomar inesperadamente y ante el cual no hay escape posible. Con su dolor a cuestas, Nora hoy ni siquiera logra tomar las llaves de la puerta de su casa y salir, quizá, porque termine comprendiendo que ese mundo interno que la desestabiliza -el de su casa- se repetirá afuera. Salir impone aceptar nuevas mentiras, intrigas y resentimientos. El cuerpo será una vez más humillado y golpeado.

Magníficas interpretaciones posibilitarán que este proceso creativo se desarrolle por un cauce en el que la teatralidad asomará de continuo. En cada uno de los intérpretes -María Figueras, Carlos Portaluppi, Ana Garibaldi, Mara Bestelli, Roly Serrano-, se develan unos rasgos definidos con mucha sensibilidad. Cada uno de estos actores se impone hasta en breves participaciones y lo hace como un engranaje sumamente aceitado en esa trama plagada de conflictos individuales, expuestos en su justa medida y que conmueven por su contenido dramático.

Una versión para tener muy en cuenta, en la que el mundo Ibsen está muy presente y en el que la actualidad lo confronta de manera saludable.

Carlos Pacheco

Fuente: La Nación

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