lunes, 27 de julio de 2009

Muere el coreógrafo estadounidense Merce Cunningham, a los 90 años

CUNNINGHAM ETERNO. Al comenzar su carrera, los críticos lo consideraron "el bailarín lírico más bello de Estados Unidos".

El famoso coreógrafo y bailarín estadounidense Merce Cunningham falleció a los 90 años en su casa de Nueva York, informó hoy un portavoz de la Fundación que lleva su nombre.

Parecía un destino especialmente amargo que justamente Merce Cunningham, fallecido el domingo a los 90 años, sufriera de artritis, ya que era considerado uno de los más grandes coreógrafos de danza contemporánea.

Sin embargo, ni su enfermedad ni su edad afectaron sus ganas de experimentar y su capacidad creativa: desde los 90 desarrollaba sus provocadoras y complejas variaciones con un programa de computación especial.

Hace poco tiempo que ya no salía de gira con su compañía "Merce Cunningham Dance Company", creada en 1953 en Nueva York. Su legado abarca unas 200 coreografías, impregnadas desde por el dadaísmo hasta el posmodernismo. Junto a Marta Graham y George Balanchine, era considerado el bailarín y coreógrafo más influyente de Estados Unidos.

El artista, nacido el 16 de abrequeña localidad de Centralia, en el estado norteamericano de Washington, siempre desató nuevas tendencias estéticas. Introdujo el pop-art y el happening en el mundo de la danza, y creó Mixed Media y el no-ballet.

"No me volví bailarín, siempre bailé", afirmaba. Su madre contó una vez en un documental para la televisión ("A Lifetime of Dance") que a los cuatro años ya bailaba en el pasillo de la iglesia durante la misa.

Desde entonces, esa misma pasión nunca lo abandonó. De adolescente aprendió bailes de salón y tap, y luego acudió a Martha Graham, en cuya compañía fue bailarín solista hasta 1945. En los años 50 fundó su propio grupo de baile, con el que cosechó triunfos en todo el mundo. En 1999, en su cumpleaños 80, bailó en Nueva York junto a Mijail Barishnikov la "Ocassion Piece".

Al comenzar su carrera, los críticos lo consideraron "el bailarín lírico más bello de Estados Unidos". Admiraban el arco de su pie, su larga espalda y sus impresionantes saltos, que si bien eran poderosos parecían ligeros. Más tarde, sus creaciones se volvieron un poco difíciles de digerir para el público. Al contrario que Marta Graham, la gran dama de la expresión corporal, en las piezas de Cunningham no hay una acción estricta. Tampoco hay unidad de música y movimiento, no hay perspectiva, lógica pensada, sino sólo movimiento orgánico: "Mis coreografías no tienen nada que ver con el pensamiento. No trabajo con imágenes o ideas, trabajo con el cuerpo", decía el bailarín.

La teoría de la relatividad de Einstein inspiró su concepto central: "Leí a Einstein por pura casualidad. Él dice que no hay puntos fijos en el espacio y yo pensé: eso va justo con mi opinión acerca del espacio en el escenario. Dondequiera uno esté parado, ése es el centro".

Cunningham encontró su socio perfecto en el músico y compositor John Cage, con el que trabajó hasta su muerte por más de 50 años. Se conocieron en 1938 en la Cornish School of the Arts en Seattle y desarrollaron juntos varios proyectos. La danza, la música, los decorados, el vestuario y la luz eran para Cunningham creaciones artísticas independientes que no se referían la una a la otra. Varios artistas, como Jasper Johns y Robert Rauschenberg, se sintieron atraídos por esta propuesta. El artista pop Andy Warhol, por ejemplo, creó para Cunningham un decorado con almohadones plateados llenos de helio.

Fuente: EFE, DPA - Revista Ñ

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