domingo, 20 de septiembre de 2009

Cuando lo no dicho estalla en pedazos

Los Rocabilis, de Bernardo Cappa, desbocada y efectiva metáfora sobre las conductas grupales masculinas

Los Rocabilis , dramaturgia del mismo grupo. Con Aníbal Gulluni, Pablo Navarro, Fabricio Rotella, Martín de Goicoechea, Adrían Ontivero, Sebastián Mogordoy, Maia Lancioni y Mariano Clemente. Vestuario: Forencia González. Iluminación: Claudio Del Bianco. Dramaturgista: Laura Nevole. Dirección: Bernardo Cappa. Abasto Social Club, Humahuaca 3649. Los lsábados, a las 23. Duración: 80 minutos.

Nuestra opinión: buena

Bernardo Cappa es uno de los directores y dramaturgos con mayor actividad teatral. De hecho, actualmente tiene tres trabajos en cartel: Amor a tiros , La funeraria (que ya lleva dos temporadas) y Los Rocabilis, obra que se presenta en el Abasto Social Club.

En la historia de este último montaje, se reúnen seis compañeros de la secundaria de un colegio nacional de Morón que, 18 años atrás, hacían furor con la banda de rockabilly los Rancher´s. Con la idea de un regreso triunfal, vuelven a juntarse, pero, por empezar, en pleno ensayo, los instrumentos no llegan; en algún momento se corta la luz; la ropa ya les queda un poco ajustada y la fama, aquella famosa fama que marcó sus vidas, ya es un tenue recuerdo. Detrás de todo ese combo, lo que aflora en estos seres son las consecuencias del paso del tiempo, la misma historia del país y la infinidad de desencuentros entre aquellos imaginarios de futuros perfectos y una realidad que los tiene a los tumbos.

A cierta distancia, Los Rocabilis traza una radiografía de las conductas clásicas masculinas, incluidas a sus tópicos más impresentables. Desde esa perspectiva, entabla cierto diálogo con Lote 77 , el trabajo de Marcelo Mininno. Pero, a diferencia de ese espectáculo, en Los Rocabilis la potencia escénica está puesta en la misma energía de cada unos de los intérpretes en medio de una historia que, a contramano de ciertos parámetros de producción del circuito alternativo, se da el lujo de hacer entrar a dos personajes casi al final del trabajo. En ese sentido, todo es desbocado, deshilachado y excesivo en coherencia interna con cada una de las historias de los miembros de esta banda.

En esta comedia dramática escrita por el mismo grupo y dirigida por Cappa, la sucesión de efectivas viñetas y diálogos cruzados se transforma en el techo del mismo trabajo. Las contradicciones se plantean, pero no se profundizan y todo queda como un efectivo sobrevuelo, con algunas escenas actoralmente muy logradas y con un inteligente aprovechamiento del espacio, alrededor de ciertas metáforas ligadas a los procesos individuales y colectivos de crecimiento.

Alejandro Cruz
Fuente: La Nación

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