Un vitraux de múltiples mensajes
Nuestra opinión: Buena
Entrar a ese universo que esconde este oscuro hostel medieval, enclavado en las sierras cordobesas, es someterse a un calidoscopio de oposiciones y contradicciones. Allí hay imágenes que se contraponen, se chocan; personajes de aristas múltiples y, a la vez, arquetípicos o paradigmáticos; y situaciones y fuerzas de choque que adquieren hasta una sensación onírica, de locura.
No hay que entrar a este hostel para entender, sino para sentir, o mejor dicho, vivir. Gonzalo Marull articuló y desarticuló metáforas varias y entrelíneas múltiples en cuatro personajes que son artesanías únicas. Una recepcionista cordobesa devenida a falsa doncella medieval; un turista griego, tan idiota como ególatra; una azafata sindicalista; y un Klaus Kinski-Lope de Aguirre, desquiciado y tan ridículo como sádico.
La dramaturgia de Marull en Medieval es caótica, pero eso no importa. Lo interesante de ella es que provocará al espectador y no será indiferente. Cada uno armará sus piezas (o no), sacará sus conclusiones y dibujará sus propias hipótesis. Ese vitraux construido por mensajes ideológicos, sociales, políticos y hasta mundanos, tiene la forma de una caricatura y de un chiste que no es.
Junto con Miguel Israelevich, Marull dotó a la propuesta de un peso escénico que, a pesar del caos señalado, contiene una poética sólida, sostenida en buena medida por el solvente trabajo de los intérpretes.
Nahuel Cano, Florencia Bergallo, Lola Lagos y Victoria Roland transitan el espacio y las situaciones con las notas exactas en el pentagrama trazado por la dirección. Tienen un dominio pleno del humor con sutilezas y un trabajo físico intachable. El trabajo integral de Victoria Roland, como Kinski, es inolvidable.
Por su parte, sería injusto no destacar el aporte técnico de Julieta Ascar, en vestuario y escenografía; Leandra Rodríguez, en luces; y Alfonso Barbieri, en la musicalización.
2 comentarios:
ERNESTO! GRACIAS POR LA DIFUSIÓN!
GONZALO
SALUDOS, GONZALO, SEGUI VISITÁNDONOS!
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