martes, 29 de septiembre de 2009

Llega lo mejor de la danza contemporánea

Claude Brumachon y Benjamin Lamarche

La prestigiosa dupla de coreógrafos franceses Claude Brumachon y Benjamin Lamarche presentan mañana a las 20 su obra Dúos, en el teatro Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47).

El espectáculo, a modo de retrospectiva, recorre ocho piezas de su carrera.

Benjamin Lamarche, asistente de Brumachon en este espectáculo y co director del Centro Coreográfico Nacional de Nantes, habló con Diagonales sobre el trabajo de la compañía y la muestra que presentan en la Argentina.

–¿Dúos es una muestra de distintos cuadros o hay una trama que abarca todo el espectáculo?

–No hay trama, solamente un hilo conductor que es el mundo coreográfico del creador. La trama está en las diferentes piezas coreográficas, tampoco hay un corte abrupto entre una y otra pieza sino que es como un sueño que te transporta y te pone en un mundo que empieza con la primera pieza y termina con la última, cada una está pensada para continuar con la precedente y la siguiente y que el ritmo del espectáculo sea fuerte.

–¿Por qué eligieron esas ocho obras que conforman el espectáculo entre todas las que realizó la compañía, qué fue lo significativo que encontraron en ellas?

–Este programa fue elegido por diferentes motivos. Porque incluye obras de no más de seis bailarines y eso es una ventaja para la gira, donde no puede ir mucha gente por una cuestión de costos. Además, es muy fácil de producir para los distintos lugares, se puede hacer en grandes escenarios y también en los pequeños. Otra razón es que es muy interesante y moderno, es un viaje que empieza en el '88 y sigue hasta ahora, es un recorrido que muestra como fue cambiando la creación durante estos años. Y todo esto está dirigido a un público que no conoce tanto la danza, o la danza de Claude (Brumachon) precisamente, y que así puede ver diferentes versiones de ese universo y no una sola.

La compañía Claude Brumachon fue fundada oficialmente en 1984 y dos de sus obras se destacaron en 1988: Texane (también premiada en el concurso de Bagnolet) y Le Piédestal des Vierges. En ellas se suceden rápidamente secuencias de movimientos seccionados, incisivos, que cortan el cuerpo y el espacio. Con estas dos obras, que imponen su estilo a una gestualidad particular, comienza la fama del coreógrafo.

Claude Brumachon y Benjamin Lamarche dirigen el Centro Coreográfico Nacional de Nantes (CCNN) desde hace 16 años y sus creaciones han ido evolucionando en cantidad y también en vigor e impacto.

¿Cómo definiría el estilo de la Compañía de Claude Brumachon?

–Es un estilo muy fuerte. Es un estilo muy típico de Claude y mío que tenemos desde hace 20 años, que busca por el lado de la humanidad, de la sensualidad, de la fuerza del cuerpo, del temperamento. Algo muy fuerte, muy conmovedor, sobre todo por la relación entre los bailarines, que no es violenta sino muy tempestuosa, con elementos naturales, con toda la sensualidad de nuestra animalidad. Se da como un sentido primero, no primitivo sino directo, que suelta la energía, el interior del cuerpo, el sudor, lo que hace que seamos humanos. Es una cosa muy íntima pero entregada, muestra el interior de lo humano, no lo superficial. Y ese interior puede ser violento, puede ser fuerte, puede ser amor, puede ser muchas cosas diferentes pero siempre con una intensidad importante.

La vida de la Compañía tiene el ritmo de las creaciones y las giras. Brumachon y Lamarche organizan talleres coreográficos y pasantías para bailarines profesionales y amateurs, tienen conferencias y encuentros en tornos a proyecciones videos y muy a menudo ensayan en público. Buscan sensibilizar al público son la danza en general y con la danza contemporánea en particular, despertando el interés de todos para suscitar cuestionamientos en torno a este arte.

¿Considera que al público masivo le resulta más atractivo acercarse a la danza contemporánea que a la danza clásica?

–No se puede responder sí o no. Depende de qué gente, de qué patrón tiene, de dónde viene, de qué educación tiene, de qué quiere, de dónde vive, de qué música escucha, de qué busca... Hay personas que van a acercarse más a la danza clásica y otras que van a buscar otra más actual, más filosófica, más interesante. Porque la danza contemporánea es una reflexión sobre nuestro tiempo, sobre el ser humano y el mundo como se vive ahora. En la danza contemporánea hay un pensamiento muy actual, mientras que en la danza clásica es más conservador en un modo general, con otras reglas. La danza contemporánea tiene una forma diferente de entender al ser humano, es otra forma de vivir, otra manera de ser.

Además de la presentación de esta noche en el teatro Coliseo Podestá, el Centro Coreográfico Nacional de Nantes de Claude Brumachon hará una función al aire libre mañana, a las 19.30, en el Anfiteatro Eva Perón de Parque Centenario (en Buenos Aires).

Fuente: Diagonales

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