David Lynch llegó al cine como un modo de expandir sus pinturas y dibujos. Quería darles movimiento y generar así más impacto visual. Así, se topó con una primera y rudimentaria cámara para darle vida a sus creaciones, para posteriormente encontrar en el celuloide una forma de expresión más intensa, completa y que lo convertiría en el admirado y venerado cineasta de la actualidad.
Sus trabajos en el cortometraje son variados, desde sus comienzos toscos pero impactantes, en los que ya se aprecia el común denominador de sus historias, hasta trabajos de encargo en los que saca el máximo partido a sus obsesiones y fascinaciones. La importancia del sonido, del plano cuidado, de las imágenes subyugantes de sus trabajos en el largo como en ‘Cabeza borradora’, ‘Terciopelo azul’ o ‘Mullholand Drive’, ya se anticipan en sus inicios con algunos cortos que bien merecen experimentarse. Vamos a repasar algunos, como forma de aproximarnos al fascinante y peculiar universo lynchiano.
Six Men Getting Sick, David Lynch (1966)Hoy se considera su primer cortometraje, pero en realidad es el montaje que ha perdurado de un trabajo artístico con el que ganó el certamen anual de la Academia de Arte de Pennsylvania donde estudió en su juventud. Vemos seis hombres enfermando, con una repetición cíclica de un mismo proceso, acompañado del sonido percutante de una sirena de fondo. Como digo, no se trata de un estricto cortometraje, pues no fue concebido como tal, pero tenemos la suerte de que se alzase con el premio y perdurase hasta hoy.
Fuente: blogdecine
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