martes, 1 de septiembre de 2009

Nuevas escenas de la vida conyugal

NORA, EN EL SIGLO XXI FIGUERAS (NORA) Y PORTALUPPI (JORGE) SON LOS PROTAGONISTAS DE ESTA ADAPTACION DE ESTE CLASICO A LA EPOCA ACTUAL.

TEATRO: "EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD VENIDERA", DE DANIEL VERONESE

En esta adaptación de "Casa de muñecas", de Ibsen, se destaca la labor del elenco, encabezado por Carlos Portaluppi y María Figueras.
Por: Juan José Santillán
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

En El desarrollo de la sociedad venidera, Daniel Veronese inicia su abordaje a Henrik Ibsen con la adaptación de Casa de muñecas. Referente esencial del drama moderno, el autor noruego dialogó tangencialmente con Chéjov, aguas donde Veronese sumergió su búsqueda por una particular forma teatral plasmadas en Un hombre que se ahoga y Espía a una mujer que se mata, versiones de Tres hermanas y Tío Vania.

A diferencia de Chéjov, Ibsen instala la intimidad de sus personajes en diálogo con la época donde transcurre su devenir. Y esta es una de las restricciones que propone sortear El desarrollo...: ¿cómo vigorizar la perspectiva de Nora, su potente resonancia luego de abandonar hijos y hogar, frente a un espectador contemporáneo? Pero Nora es un elemento fulgurante más allá, incluso, de la puesta de Veronese que la ubica en la actualidad de la clase media.

De hecho, el primer texto de la obra es una apostilla -licencia del director- en boca de Berta (Ana Garibaldi) acerca de personas que pueden faltarnos de un día para otro. Desaparecen, nos abandonan, dan un portazo. ¿Y después qué...? A su lado, Cristina (Mara Bestelli) en silencio. Ambas merodean la casa. Incluso, minutos antes, reciben al espectador cuando ingresa a la sala y cruza parte de la escenografía para ocupar su butaca.

Luego llegan Nora (María Figueras) y Jorge (Carlos Portaluppi). De ese modo comienzan los procedimientos que dan forma a esta versión enraizada en la intriga y el engaño: cartas cruzadas, encuentros secretos, mentiras. En cada movimiento se instala el eco del consumismo desenfrenado; un particular juego de apariencias que ubica a las relaciones de pareja como eje donde gravitan ciertas preocupaciones del espectáculo. De hecho, fragmentos y citas de Escenas de la vida conyugal corroen la memoria de Nora y Jorge, quienes recrean frente a sus amigos, una y otra vez, el paisaje vincular de la película de Bergman como si fuese una comedia liviana.

Aquí Nora (María Figueras) atraviesa un grado de excitación inestable. Baila, juega como una niña y se repone del chantaje de Krogstad (Roly Serrano), un desesperado desempleado del banco que dirige Jorge. Krogstad tiene un breve recorrido para instalar una decisión vertebral en la trama de la obra.

Sea Ibsen o Chéjov, la melodía de Veronese sobre los clásicos es determinante. Se trata de un sonido en continúo que atraviesa sus adaptaciones: gran austeridad y actuaciones de alta eficacia. Con respecto al espacio, se recicla una escenografía -en este caso Budín inglés, biodrama de Mariana Chaud-. Estos personajes podrán habitar éste o cualquier otro lugar; la materia esencial que los define se consuma en la actuación.

Y en este punto, se destaca la potente interpretación de Carlos Portaluppi. También María Figueras, una Nora desahuciada, quien tras angustiante despliegue ni siquiera puede tomar las llaves y huir de su casa.

Fuente: Clarín

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