viernes, 11 de septiembre de 2009

Puentes culturales para salir de la calle

En acción. Algunos de los participantes de Arte sin Techo en el taller literario.

LA EXPERIENCIA DE ARTE SIN TECHO

Por Alicia Villoldo-Botana

En pleno barrio de Almagro, en Medrano 107, junto a las vías del ferrocarril Sarmiento y al fondo de una plaza, está Arte sin Techo. El espacio físico comprende una galería de arte, un patio, un salón techado donde funcionan los talleres de arte-terapia, murales, cuentos y refacción de obras, oficinas, un consultorio terapéutico, una biblioteca y dos habitaciones en el piso superior, donde se desarrollan los talleres de carpintería y lutería.

Arte sin Techo es una asociación civil que trabaja con personas en situación de calle. Las personas que dieron aliento a esta osadía fueron Gabriel Katz, ya fallecido, y Felicitas Luisi, una mujer que comanda un equipo de más de treinta profesionales, militantes de la cultura, estudiantes extranjeros y más de 70 artistas plásticos que colaboran en las tareas de autogestión. También cuentan con donaciones de particulares y empresas, con subsidios del gobierno de la ciudad, quien les ha otorgado el uso de las instalaciones.

Recibe a Crítica de la Argentina, con locuacidad y orgullo por el sitio, uno de los recuperados de la calle, un pintor, cuyos cuadros adornan las paredes. Está esperando que lleguen sus compañeros y el profe para iniciar el taller de literatura. Los talleres les han permitido a muchos de los asistentes conseguir trabajos puntuales y ha contribuido para restaurar la cocina y mejorar las resquebrajaduras del lugar.

El objetivo con el que nació esta asociación en 2003 es desarrollar un programa que intenta la revinculación de personas en situación de calle con las redes culturales, productivas o familiares. Es decir, generarles las condiciones para que puedan construir un proyecto vital.

Detrás de este formidable emprendimiento social, hay un ángel custodio y ejecutor. Felicitas Luisi, presidenta de Arte sin Techo, quien se exilió en España durante la dictadura. Regresó al país con la democracia y luego de la crisis del 2001/2002, renunció a su puesto en la administración de Aníbal Ibarra y se abocó a la consecución de un proyecto que su jefe había desestimado.

“Ibarra me dijo que me ocupara de pintar las paredes de la ciudad. El planteo me pareció tan absurdo y me sentí tan inútil que presenté la renuncia. Entonces me largué a trabajar con estas personas. La situación de calle es de aislamiento, de reducción de la persona a sus necesidades, a la mera supervivencia individual”.

Luisi no espera que las personas lleguen a la sede, sino que sale a buscarlas: “Voy a los albergues, esos lugares siniestros que parecen campos de concentración, y los convoco para contarles lo que hacemos. Muchos se interesan y empiezan a concurrir a nuestros talleres en una especie de pasaje hacia la normalidad. Establecemos un contrato de siete meses en el cual nosotros nos comprometemos a no fallarles en lo que les ofrecemos y ellos se comprometen a no robar, a no venir drogados y a cumplir con su asistencia. El pintor que te recibió llevaba años sin hablar. Un día se acercó y me enseñó un dibujo que había hecho: ‘Es la cara de mi padre, por fin he podido recordarlo’, me dijo. A partir de ese momento, empezó a hablar”.

Los talleres son la excusa que actúa como condición material de lo que Marx llamó “el trabajo del espíritu”. En el taller de lutería aprenden el arte de la elaboración de instrumentos musicales partiendo de materiales de fácil disponibilidad, como la pasta de aserrín, cartón y madera.

“En el taller de arte-terapia se tiende un puente hacia la comprensión y la superación de problemas valiéndose de la producción de imágenes plásticas –explica Luisi mientras muestra un cuadro donde aparecen mujeres voluptuosas, pero sin brazos–. Por ejemplo, ésta es la manera de simbolizar la carencia del abrazo maternal de uno de nuestros alumnos. Ahora vende sus cuadros y ha formado pareja”.

En Arte sin Techo llevan recuperadas 400 personas. En la Capital Federal hay 4.000 personas en situación de calle. No son pocos, pero tampoco son tantos como para que sea imposible ayudarlos a salir: diez osadías como ésta alcanzaría.

La agenda de actividades

Ciclo de cine: 110 años con Borges

Domingo 13: Invasión.
Domingo 20: El muerto.
Domingo 27: La estrategia de la araña.
Proyección de películas más debate coordinado por Claudio Suaya.
Bono contribución: $ 10
Siempre a las 19. Además, tortas dulces, café y té.

El Arte del Encuentro

Viernes 11: Jazz con Marina Quiroga y Leo Páez
Viernes 18: Tumbamores (boleros) y Las Sextetas
Sábado 19: Los Romeos (rock)
Viernes 25: Ventana al imaginario (expresión corporal de Sandra Reggiani)
Sábado 26: Festejo 10 años de Disco Negro, de Nicolás Tauro (rock
Siempre a las 21.
Reservas 4982 2436 - www.artesintecho.org.ar

En Almagro funciona una asociación civil que le ofrece a gente en situación de riesgo utilizar la creación artística para comenzar una vida diferente.

Fuente: Crítica

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