jueves, 3 de septiembre de 2009

Somos los campeones

ALEGRIA NIPONA DE LAS ANONIMAS MILONGAS DE TOKIO A LA CONSAGRACION PORTEÑA.

FESTIVAL DE TANGO: TERMINO EL MUNDIAL DE BAILE

La pareja de japoneses Hiroshi y Kioko Yamao ganó en el rubro Tango Salón. El de Tango Escenario fue para los argentinos Jonathan Spitel y Betsabé Flores.

Por: Laura Falcoff
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

Un matrimonio de japoneses, Hiroshi y Kioko Yamao, ganó el primer puesto en la categoría de Tango Salón del Campeonato Mundial de Tango. Cuarenta y cinco parejas provenientes de varias provincias argentinas, del exterior y desde luego de la ciudad de Buenos Aires, habían participado en la instancia final del sábado pasado en el Luna Park. Es la primera vez que participantes extranjeros acceden a ese primer puesto.

Esta agradable pareja de Tokio viene dedicándose empeñosamente al baile de tango desde hace mucho tiempo en su propia ciudad. Hirosho lo cuenta así: "Hace nueve años un amigo me invitó a una fiesta y me encontré con que era una milonga. Nunca había bailado tango pero me gustó". Kioko: "Yo comencé un año después; nos conocimos bailando en una milonga y fuimos primero amigos, después novios y finalmente nos casamos".

El tango contribuyó a su acercamiento: "En Japón no nos abrazamos nunca -dice Hiroshi-; ni siquiera entre padres e hijos. ¿Besarse? Tampoco. Cuando comenzamos a bailar tango nos sentíamos nerviosos y avergonzados". Las milongas son numerosas en Tokio y los domingos tienen siete lugares diferentes para elegir; sin embargo, aclaran, Buenos Aires es como una Meca para los tangueros de todo el mundo.

Los campeones de Tango Escenario, certamen realizado en el Luna Park el lunes a la noche, fueron la pareja -sólo de baile, no son novios- compuesta por Jonathan Spitel (28), cordobés, y Betsabé Flores (20), de Zárate.

Viven en Buenos Aires desde hace un cierto tiempo y aquí se conocieron, en una escuela de tango en San Telmo. Cuenta Jonathan: "Se armó una audición y le dije a Betsa: ¿vamos?

Y ahí quedamos; después fueron apareciendo otras cosas, hasta que llegó el Campeonato y nos inscribimos. No pensábamos que podíamos ganar: apenas queríamos que en esta gran vidriera vieran quién es Jonathan, quién es Betsabé y si les gustaba lo que hacíamos".

Betsabé: "Nos dijimos que si llegábamos a la semifinal nos dábamos por contentos. Pasamos. Después la final. Y ahí volvimos a decirnos: disfrutemos del escenario, de la cantidad de gente que nos mira, nada más. Aspirábamos como mucho al quinto puesto".

Ella trabaja como empleada en una oficina. El puede sostenerse profesionalmente con el tango gracias a los shows. Viven ambos en un hostel en San Telmo, donde deben correr los muebles para ensayar. No frecuentan mucho las milongas, pero toman clases en abundancia y practican incansablemente. La coreografía con la que ganaron tuvo una factura relativamente simple, con muy escasas acrobacias o "trucos" (término que usan los bailarines de tango para los movimientos muy arriesgados): "Eso buscábamos -aseguran-: algo bien clásico, de otra época".

Fuente: Clarín

No hay comentarios: