martes, 1 de septiembre de 2009

"Tienes que meterte con cosas que la gente lucha por tapar"

Assumpta Serna

De un libro que nació casi como una curiosidad, surgió un proceso de aprendizaje que desembocó en nuevas formas creativas: directores que conocen más de actuación, actores que saben más de fotografía, trabajo conjunto para enriquecer el cine. Por Jorge Belaunzarán

Hay personas a las que la define la profesión. Otras, más bien las definen: más por acción que por omisión, cambian la cara de su oficio, y así se la cambian a sí mismas. Assumpta Serna, curiosa ella, un día pensó que colegas y compañeros de trabajo no tenían muy en claro de qué iba la profesión del actor al estar delante de una cámara de cine. Y escribió un libro.

“Me di cuenta que, curiosamente, El trabajo del actor de cine era único en lengua castellana sobre el tema. Me salió algo que era como una guía para el actor de cine, como una explicación, una reafirmación de qué era esto que es ser actor de cine. Cogí –perdón, me olvido- todo el período de pre-producción, producción, pos-producción, y ahí explicaba un poco al actor cuál era su función en rodaje, en post-producción, su labor de promoción. Hubo gente que me empezó a decir por qué no hacía unos seminarios. El primero lo hice en Portugal, en un Festival, que habían pillado el libro y lo tradujeron al portugués. Fuimos con Scout (Claverdon, su colega en la tarea), y funcionó. Y además nos gustó. Al volver la Escuela de cine de Madrid (CAM en su sigla más escueta) nos convocó y empezamos a diseñar un curso de un año, pero desgraciadamente no nos pusimos de acuerdo. Todo hubiera sido más fácil: ellos no querían que el actor se formara en interpretación cinematográfica, querían actores para sus directores, que era una cosa completamente diferente. En las escuelas de cine nunca están en contacto con los actores. Entonces los directores aprenden una técnica cinematográfica muy bien, pero no hacen el trabajo en equipo con los actores. Hacía falta para que en el rodaje actores y directores pudieran comunicarse mejor, para que el actor no estuviera tan lejos del proceso creativo de una película. Y creíamos que si el actor tenía una técnica cinematográfica y entendía de guión y de promoción, podía ser un aliado del director, cosa que hasta entonces no lo era porque tenía otro lenguaje, un lenguaje que venía del teatro y que no tenía una asimilación con los otros miembros del equipo. Nos costó tiempo poner la Fundación First Time en pie, pero bueno, gracias a gente tan internacional cómo española, como Emma Thompson o Manolo Gutiérrez Parragón, o Paco León, pudimos empezar con esta especialidad pionera y este año ya estamos con curso superior universitario. Y con este objetivo de elevar el prestigio de la profesión del actor y gracias al ENERC venimos haciendo hace tres años el programa aquí y hace dos años el INCAA nos llevó también a Córdoba y Mendoza. La idea puede funcionar para hacer como en Madrid, donde hay un centro de diálogo entre actores, directores y guionistas. Es un lugar seguro donde la gente pueda pasar sus experiencias unos a otros, y ser tutores de estos nuevos alumnos o generaciones de actores y directores. Sería una forma de crear de una manera menos piramidal, más en equipo, donde el actor está presente en la preproducción, va a ver los decorados, en fin, toda una serie de cambios que creemos que ayudan a que las películas tengan un factor un poco más claro de comunicación con el público. Al incorporar alguien que es especialista en actitudes humanas, pues lógico que las cosas salen desde otro punto de vista o se incorpora otro punto de vista".

Larga la respuesta de Assumpta, pero los españoles así hablan, y es de ellos una de la cosa que más gusta en Argentina. Y con ese decir, Serna continúa con ensimismamiento y entusiasmo: “Realmente hemos disfrutado más cuando entre todos hemos visto que ha salido algo y eso que ha salido es el real protagonista, y no yo, el otro, el actor, el director de fotografía, sino lo que sale del candor. Si todo el mundo se pone de acuerdo para mejorar eso que sale en cuadro, todo funciona; el problema es cuando alguien quiere adueñarse de cosas. El guión es la primera partitura, pero después es todo interpretaciones: de vestuario, de maquillaje, de decoración, de fotografía, de todos los que van aportando a ese papel. Ese papel tiene vida a través de colores, de texturas, palabras o silencios, como es el caso del actor. No es solamente responsabilidad del director, que sería como un director de orquesta, digamos, pero lo que vemos es obra de todos.

-¿Qué respuesta tuvieron de los directores?

-Cuando invitas a un grupo cualquiera a entrar, ese grupo tiene que estar bien informado para poder hablar. Quiero decirte que también el actor tiene que aceptar esa responsabilidad. Piensa que muchos actores tiraron al toalla hace muchos años y que: bueno, ¿ahora que hago señor?; usted manda señor. Ese tipo de actor también sufre esta idea: aquí todos están en la cosa creativa viva y con ganas de comunicar. El director de gorra, de esto se hace así, puede funcionar cuando la gente sabe menos de técnica, o el cine es más formal. Pero ahora mismo la gente en al calle nos pide cosas que realmente sorprendan, cautiven, sean distintas, sea verdad, creíble, lo más cercano a lo humano. Es otra manera de contar, donde la vida es más presente, y creo que de ahí viene el éxito del documental, de los programas sobre lo que la gente hace en su casa. La gente va buscando otro tipo de lenguaje, que no sería tan formal, tan académico, sino que de repente muchos actores, muchos directores están queriendo gente que no sea actor porque lo que quieren es ver vida. Entonces como actores tienen que aprender una técnica, porque es muy distinta la técnica cinematográfica que la teatral; es imprescindible que sepamos lo que pasa en un rodaje y cuál es nuestra función y de igual manera el director, que tiene un aliado en el actor. Scott siempre dice que es el mejor efecto especial. Todavía hay muchas materias a resolver y que nadie se ha puesto a trabajar en ellas. Pero claro, si las nuevas generaciones no tienen un lugar donde formarse conjuntamente, si luego en el momento de rodaje no han tenido posibilidades de experimentar, entonces normalmente directores con miedo. Miedo a comunicar, a que se les note que no saben algo, en vez de compartir y entre todos hacer una historia. Si sabes escuchar al otro las cosas son más fáciles al final. Hay un tipo de directores que se ha quedado un poquito anclados en esa técnica, en esos planos, en esos libros, y no en la relación humana. Si la onda del siglo XXI no es la cosa formal, si ya se ha hecho de todo, se ha experimentado, ahora el qué decir y que realmente eso traspase, creo que es una asignatura pendiente.

Claverdon: Nos tocó un director en España que puso tres cámaras sin contarle a los actores que cámara grababa. No quería que el actor estuviese conciente de qué cámara estaba grabando, lo que sería como decir, en teatro, que alguien cuente la historia sin saber dónde está el público. Porque en cualquier momento en la vida podemos estarhablando y puede haber otra persona ahí, que mira o escucha, y la cámara es esa otra persona. Normalmente esa técnica la ponen en práctica con actores sin mucha experiencia y entonces como tienen miedo a la cámara, lo primero que hacen es intentar dar su espalda a la cámara, o salirse de la luz, porque tienen miedo: la cámara es como un detector de mentiras, por eso el actor le teme.

-En qué la modificó sobre la visión del actor.

-Cuando tienes que sentarte y utilizar otro músculo que no es el hacer, que es lo que el actor hace, sino reflexionar en lo que hace, pues se mueven cosas internas que te ayudan a ver desde otra perspectiva el mundo. Abres puertas y sale una manera de hacer algo más completa. Escuchas más, más finamente, y aprendes a diluir egos, a intentar el diálogo y escuchar al otro, eso calma el ego que a veces sale por no saber escuchar.

Como en un sinfín, la palabra clave parece ser aprender, fascinarse en el proceso mucho más que con el resultado. Entonces (como Assumpta gusta abrir muchas de sus oraciones), las formas corporativas pierden fuerza. La mirada gana riqueza, y la palabra se hace franca, sin prejuicios ni temor al qué dirán.”Pienso que las cinematografías tanto española como la argentina están altamente subvencionadas por el estado, y tienen que replantearse cosas. La primera que sus propios creadores tenemos que hacer películas que lleven gente al cine, pues tenemos que tener ese contacto; no podemos decir: bueno, esto es lo que yo pienso y si a ti no te gusta pues está bien. En una época quizás fue posible, creo que ahora hay que replantearse los gustos de la gente. Esto no quiere decir hacer solamente un tipo de películas, porque evidentemente hay tantos gustos como películas pueden haber. Es verdad pues que hay que seguir unas técnicas cada vez más sofisticadas de cómo distribuir, pero mi opinión es que si hay una historia honesta con una gente que quiere comunicar cosas, encuentra su camino.

-¿Encontró su camino para dejar de ser La Llorona?

-Ja ja, de chica me decina llorona porque siempre me emocionaba. Sufría una injusticia y pum, llorando. Así como había gente intelectual que pedía debatir, yo más bien no entendía y lloraba, y sólo después podía racionalizarlo. Se llora siempre que tocas fibras de algunos temas como la soledad, la muerte, la injusticia, la miseria, la rabia de no ser comprendido; cosas que están perdidas y nunca vuelves a encontrar. Por eso el cine: tenemos posibilidad de comunicar historias y modificar un punto de vista, o intentar que un punto de vista esté dos graditos corrido para que algo se entienda mejor. Puedes intentarlo. Aunque en ese intento debas descubrirte. Porque nosotros hacemos un proceso a la inversa: investigamos cómo provocar un resultado cualquiera, en un proceso muy simple pero de mucho compromiso personal. En cualquier obra de teatro tienes que llegar a un momento donde realmente estás imaginando, y la imaginación muchas veces es más fuerte que lo que te está pasando. El actor está más desnudo porque tiene que investigar y comprometerse en su imaginación a un punto dónde la verdad y la mentira, realmente, ¡vamos!, tiene que estar muy junta, porque tiene que aparecer creíble. Tienes que meterte con cosas que la gente normalmente lucha por tapar o para que no pase. ¿Cuántas veces hemos imaginado cosas en la vida que realmente nos angustia de solo pensarlo? El actor hace eso constantemente, por eso está más expuesto que otra persona: sabe qué mecanismos despiertan en él eso, que son siempre en juego, pero están ahí

Fuente: Asterisco

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