miércoles, 9 de septiembre de 2009

Un despliegue de colores en el mural de la cúpula del teatro Regio

CÚPULA. Del artista Ariel Mlynarzewicz, se inaugura en el teatro Regio

Este miércoles se inaugura en el teatro Regio, que festeja su ochenta aniversario, un mural hecho por Ariel Mlynarzewicz.
Por: Juan Manuel Bordón

Como si fuera un rasgo bastardo, lo primero que se va a perder es el perfume de la pintura fresca. En cada gajo de la cúpula del teatro Regiio están los colores vivos que Ariel Mlynarzewicz le metió a su obra, pero lo que primero se nota es el olor del óleo con los que el autor convivió y se intoxicó durante los dos meses que paso sobre el andamio.

El teatro Regio (ubicado en Córdoba 6056) festeja este año su ochenta aniversario. Mañana, a las 13, inaugurarán allí Bienvenida, la obra que Mlynarzewicz pintó en la cúpula del hall de entrada del teatro porteño. Para él, trabajar ahí fue cumplir el sueño de todo artista, ya que "en el país no se hace una cúpula por encargo desde hace cincuenta años".

Hace aproximadamente un año, Kive Staiff (director del Complejo teatral Buenos Aires) lo citó en su oficina y le habló de hacer un mural para el aniversario del teatro. Tras la charla, buscaron el lugar ideal. Mlynarzewicz recuerda haber visto el frente y la parte trasera del edificio sin estar convencido. Dice que las paredes laterales tampoco lo seducían pero en cuanto vio la cúpula del hall de entrada -con ocho gajos de yeso que se abren hasta la baranda del patio de pullman- se convenció de que ése era el lugar. Por entonces, de ahí colgaba una araña de hierro forjado. Según los empleados estaba desde la apertura del teatro, en 1929. Al cumplir los ochenta, parece que la araña pasará al retiro.

Mlynarzewicz nació en Buenos Aires en 1964, ha colaborado con pintores como Carlos Alonso y ha expuesto en el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Recoleta. "Yo había estudiado mucho a pintores de frescos, a los europeos, a los mexicanos y también los argentinos. Pero la mística de pintar una cúpula no me afectó desde ese lugar, cuando me hicieron el encargo traté de olvidarme de todo eso y ver qué podía hacer yo en una cúpula".

El resultado es Bienvenida, un cuadro lleno de colores vivos que contrastan con la arquitectura y los tonos sobrios del resto del teatro. Por el juego de perspectivas, desde la cúpula del Regio parecen a punto de descolgarse una serie de figuras que saludan -con pies y manos- a quien pasa por el hall del teatro. Mlynarzewicz trabajó durante seis meses en bocetos -incluidos tres modelos a escala de la cúpula- en los que jugó con los colores, pero cuando forró la cúpula real con lienzos decidió improvisar día a día, sin escala ni cuadrícula.

Mlynarzewicz trabajó bajo la cúpula durante más dos meses, sin asistentes. La única interrupción fue -a instancias de su esposa- para consultar a un médico porque le habían salido llagas y le sangraba la boca. Dice que el primer diagnóstico fue un posible estrés, pero que en cuanto mencionó el mural le dijeron que era una intoxicación por el vapor del óleo y la trementina. Hoy sus pinceles no están y Mlynarzewicz volvió al taller, pero algo de ese perfume aún flota en el Regio.

Fuente: Revista Ñ

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