sábado, 14 de noviembre de 2009

Me encanta el olor del napalm por la mañana

“Estábamos en la jungla, éramos demasiados, teníamos acceso a demasiado dinero, demasiado equipo y, poco a poco, nos fuimos volviendo locos”. La frase, del director Francis Ford Coppola, no se refiere a la guerra de Vietnam, sino al rodaje de Apocalypse Now, la primera película crítica sobre el tema, y la que mejor retrató la locura de la guerra moderna, estrenada hace treinta años.

Cuando en 1975 decidió encarar el proyecto, Coppola ya era Coppola. Había dirigido El Padrino I y II y La conversación, y había ganado tres Oscar. El punto de partida era un guión de John Milius, inspirado en la novela El corazón de las tinieblas, de Jospeh Conrad. Apocalypse Now narra el viaje río arriba del capitán Willard con la misión de encontrar y matar al general Kurtz, que se volvió loco y armó una especie de ejército con tintes místicos en medio de la selva. Pero el viaje de Willard pronto se transforma en un viaje a la maldad esencial del hombre, y a la vez al interior de sí mismo.

Para Coppola fue una arriesgada aventura personal, comercial y artística. El rodaje, que debía durar cinco meses, se extendió a catorce: de marzo de 1976 a mayo de 1977. Decir que fue accidentado es poco. Todo lo que podía salir mal, salió mal. A diferencia de otras películas bélicas hollywoodenses, Apocalypse Now no recibió ayuda del ejército norteamericano: al Departamento de Defensa no le hacía ninguna gracia el filme. Y eso complicó aún más las cosas. Para las escenas con helicópteros, por ejemplo, la producción debió utilizar los de la Fuerza Aérea Filipina. Un día, en medio de un ensayo complicado, los helicópteros se fueron: el gobierno filipino los había llamado para sofocar una rebelión en el sur del país. Y ese era sólo el comienzo.

A menos de un mes de iniciado el rodaje, Coppola se dio cuenta de que Harvey Keitel, que interpretaba al capitán Willard, no era adecuado para el papel. Voló a San Francisco, y en una semana encontró al reemplazo: Martin Sheen. La filmación continuó hasta el 19 de mayo, cuando un huracán arrasó Filipinas, dejó a parte del equipo técnico aislado y destruyó casi todos los decorados. Coppola pidió ayuda a la marina norteamericana, pero no la obtuvo. Debió suspender el rodaje por seis semanas.

Cuando volvieron a filmar, los problemas continuaron. Marlon Brando llegó a Filipinas con tanto sobrepeso que no le entraban los uniformes del coronel Kurtz, y Coppola tuvo que reescribir el perfil del personaje. En marzo de 1977, Martin Sheen tuvo un ataque al corazón. Con el equipo en estado de shock, el director no quiso suspender la filmación. Continuaron como pudieron hasta que Sheen estuvo en condiciones de volver a trabajar. Al finalizar el rodaje, el presupuesto inicial de 13 millones de dólares había ascendido a 30. Como era el dueño de la película, Coppola lo financió con un préstamo de la United Artists. Según él mismo contó, para entonces “tenía los nervios destrozados”.

La postproducción tampoco fue fácil: duró casi dos años. El estreno, previsto para mayo de 1978, se pospuso dos veces. En el diario de filmación Notas a Apocalipsis Now, la esposa del director, Eleanor Coppola, cuenta que su marido estaba aterrorizado y deprimido. A pesar de las 370 horas de material filmado, no encontraba el final. Y la pareja atravesaba una crisis que casi llega al divorcio. En 1979, se decía que el filme era un gran fracaso. Como el estreno se demoraba, algunos medios comenzaron a llamarlo Apocalypse Never. Harto de los rumores, Coppola decidió presentarlo en el Festival de Cannes. Y se fue de allí con la Palma de Oro. Finalmente, la película se estrenó en Estados Unidos el 15 de agosto de 1979.

En 2001, el director reeditó la película y agregó valiosas secuencias eliminadas del montaje original, como la de la plantación francesa. La nueva versión dura 202 minutos.

Apocalypse Now fue la primera película crítica sobre Vietnam, y tuvo un enorme impacto. En El libro de Apocalypse Now, de Peter Cowie, el montajista Walter Murch cuenta:“Muchas personas que constan como desaparecidas en la guerra de Vietnam están sanas y salvas y viven en el sureste asiático. Cuando se enteraron de que esta película se realizaba sin la cooperación del ejército, se acercaron. Gente que había quedado tan alienada por la guerra que había desaparecido del mapa. Vinieron a Filipinas y dijeron ‘Fue así, esto pasó de verdad’. Así que todo el proceso de realización estuvo influenciado por un lado oscuro”. Oscuro como el coronel Kilgore, que pronuncia una de las frases más famosas del filme: “Qué delicia oler napalm por la mañana”.

Fuente: Revista Ñ (14/11/2009)

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