domingo, 27 de diciembre de 2009

El West End, con la música a otra parte

BENDITO TU ERES LAS ENTRADAS PUEDEN COSTAR HASTA $420 AHORA, EN NAVIDAD.

Billy Elliot. El exitoso musical encabeza un nuevo circuito teatral londinense.
Londres, Enviado especial

Una de las sorpresas que tiene deparada Londres al turista adicto al teatro y los musicales es que la obra de la que toda Inglaterra habla desde hace años, e incluida entre los dos mayores éxitos de la cartelera, no se produce en las cercanías de Leicester Square. Se sabe: el teatro británico tiene decenas de ofertas desperdigadas en las adyacencias de aquella plaza -convertida en una feria de juegos estilo Ital Park desde comienzos de diciembre y hasta después de Reyes-, y a metros de Piccadilly Circus. Por eso sorprende que a la salida de la estación de trenes y underground Victoria estén las marquesinas que indican que allí, en el Victoria Palace Theatre, está Billy Elliot, The Musical.

Ollie Gardner (12 años) es el vigésimo actor que toma el rol del niño cuyo padre quería boxeador y él termina bailando ballet, en el West End londinense. Estrenado en mayo de 2005, el musical basado en el filme estrenado en 2000 es dirigido por el mismo realizador, Stephen Daldry, y cuenta con libreto y letras de las canciones de Lee Hall y música de Sir Elton John. Fue éste quien tras asistir a la première en el Festival de Cannes, fue el más tozudo en querer llevar adelante la traslación al género musical. La tarea no fue sencilla, ya que debían conseguir no uno sino tres niños que se alternaran semana tras semana al frente de la obra, por lo que tardaron dos años en reclutar a 10 en toda Gran Bretaña y crearon un centro de alto rendimiento donde los entrenan. Así sigue funcionando en el presente.

La obra tiene una sutil diferencia respecto de la película que tuvo tres candidaturas al Oscar: la relación entre Billy y su amigo que se disfraza de niña se presta a equívocos que el filme no daba con tanta precisión, y el personaje de la madre fallecida tiene innumerables encuentros con su hijo.

El resto, es igual: con el conflicto minero y las huelgas a Margaret Thatcher de fondo, por 1984 (la primera canción del segundo acto puede erizar los pelos de los espectadores argentinos), Billy vive con su padre, su hermano mayor y su abuela al norte de Londres, y la profesora Wilkinson le da coraje a Billy para que se presente en una audición del Royal Ballet School. La película dura 110 minutos, la obra, tres horas con intervalo.

Con los ya lógicos cambios en el cast de la obra, y entradas que en épocas de Navidad trepan hasta las 65 libras esterlinas (unos $420) en stalls (nuestra platea u orchestra en Broadway), desde 19,50 en el Grand Circle (últimas filas del pullman), el musical tiene llenas todas las funciones y sólo algún ocasional estreno logra sacarlo del primer lugar. Tal el caso de El misántropo, de Molière, con el gancho de tener a Keira Knightley al frente del elenco, siguiendo los pasos de Nicole Kidman, Daniel Craig, Hugh Jackman, Kevin Spacey y Daniel Radcliffe o, también llegada del cine, Legalmente rubia, o Silence! The Musical, parodia a El secreto de los inocentes. Aunque el estreno más esperado será el 9 de marzo, cuando Love Never Dies, de Andrew Lloyd Webber, insólita continuación de El Fantasma de la Opera, suba al escenario del Adelphi.

La historia de Billy Elliot se repite: éxito en el West End, saltó hace un año a Broadway, donde se llevó 10 premios Tony. El camino puede ser inverso. Como Wicked, el otro éxito de la zona de Victoria Station.

Hace unos días un dispositivo eléctrico no funcionó en Billy Elliot, a los cinco minutos de comenzada la función, un agujero enorme no cerraba en el piso del escenario, desde donde debía subir una mesa. Los actores bromearon sobre el hecho, descendió la safety courtain y a los diez minutos volvieron a apagarse las luces. El agujero no estaba, pero cada vez que tenía que aparecer la mesa u otras sillas, tres asistentes de negro entraban por la izquierda y las colocaban o retiraban. Pasa en todos lados.

Fuente: Clarín

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