miércoles, 20 de enero de 2010

Cocoa Datei: “En Argentina la política del Estado hacia la danza contemporánea es la no política”

Hace poco más de una década que el colectivo compuesto por coreógrafos y grupos de danza contemporáneos apuesta a “mejorar”, “enriquecer” y “nutrir” esta disciplina que cuenta con escaso apoyo estatal. La apertura a través de la creación de nuevos espacios más allá del Teatro San Martín, la integración de la danza al sistema educativo y la creación de una ley son algunos de los principales objetivos de la organización para suplir la falta de políticas oficiales.

Por Ailín Bullentini
Fotografía gentileza de Cocoa Datei

Buenos Aires, enero 20 (Agencia NAN-2010).- Un primer vistazo a la iniciativa que propone Coreógrafos Contemporáneos Asociados y Afines - Danza Teatro Independiente (Cocoa Datei) pareciera dar a entender que el campo de la creación en la danza contemporánea sufre de una herida visceral que separa lo independiente de lo oficial sin posibilidad de confluencia. No obstante, la exploración de los por qué de su surgimiento y de las razones que la sostienen y que originan sus logros permite comprender que el tajo que divorcia a ambos modos de hacer no huele a enojo, sino más bien a adaptación; a una aceptación de las circunstancias que genera nuevas voluntades. El mote de “independientes” que ejercen los integrantes de Cocoa Datei es, ante todo, “una apuesta al trabajo colectivo como la mejor manera de enriquecer y nutrir la actividad”, remarca tajante su vicepresidenta, Gabriela Romero.

Paso a paso, entonces. Por un lado, el conglomerado de espacios en los que circulan los espectáculos de este estilo de danza, que sin renunciar a las bases del ballet se permite una completa libertad en los movimientos, haciendo estallar los campos semánticos del lenguaje corporal, tiene mucho --muchísimo-- que ver con la generación de la asociación, que surge “para mejorar la situación de coreógrafos de danza contemporánea que no contaban con ningún apoyo sistemático desde el Estado”. Desde 1997, cuando el colectivo cobró existencia de la mano de la coreógrafa y bailarina Margarita Bali, hasta hoy, la cantidad de coreógrafos contemporáneos “independientes” creció de una manera exponencial.

El terreno en donde la atención, los recursos y la apuesta oficial se deposita casi por completo es el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Y aunque con el tiempo se fueron abriendo rendijas que dejaron fluir algo del apoyo estatal, la apertura fue --y es-- “reducida y discontinua”. Según los cálculos de Cocoa Datei, sólo en la Ciudad de Buenos Aires hay más de 140 colectivos que trabajan en danza contemporánea, “una generación que nuclea a artistas de entre treinta y pico y cuarenta y pico que permanece invisible porque no tiene dónde aparecer”, apunta Romero, para luego reflexionar con Agencia NAN: “No es que todos los trabajadores de la danza contemporánea elegimos el camino de la independencia. Muchos lo hacemos, pero a la mayoría no nos queda otra.”

Visto este punto, se comprende que el incremento de la apertura oficial sea la meta principal de la agrupación. Según las palabras de la coreógrafa, “en Argentina la política del Estado hacia la danza contemporánea es la no política. No hay que pedirle al San Martín que haga todo. Lo que hay que pedir es que se abran espacios para ampliar el lugar de reconocimiento que permite formar parte del círculo oficial. En ese sentido, el Estado se quedó muy atrás”. Está claro.

El ensanchamiento en la apertura significa la creación de nuevos espacios, pero también una integración de la danza contemporánea en el sistema educativo “que permita a la gente el aprendizaje del lenguaje que propone la disciplina --explica--. No pedimos fomento monetario; más necesitamos de uno que posibilite encender la atención de los espectadores. Falta una inversión real económica, pero también ideológica”.

El reclamo no se muere en ese campo. Es paralelo al trabajo que llevó a cabo el colectivo desde que surgió, ya que sin dejar de exigir al Estado lo que consideran legítimo --desde siempre, la promulgación de una Ley de la Danza que los ampare-- comenzó a reunir esfuerzos para suplir las faltas políticas y gubernamentales. “Somos un referente en la actividad, el único colectivo que reúne a coreógrafos contemporáneos”, sostuvo la vicepresidente del colectivo.

Así, desde la articulación con espacios para presentar espectáculos, hasta la realización de festivales con el objetivo de “mostrar” las creaciones que no consiguen ensamblarse en el traqueteo de la maquinaria oficial --pasando por la obtención de subsidios para producciones y la construcción de teoría sobre disciplina--, confluyen en el cumplimiento de las metas del colectivo: fomentar la creación artística; proteger la permanencia de la actividad independiente; multiplicar sus efectos culturales, artísticos, educativos y técnicos; articular necesidades y propuestas de la comunidad de la danza; y lograr una colaboración dinámica con el Estado que se refleje en la producción y proyección de la danza contemporánea independiente nacional. Nada más y nada menos.

El último festival que llevaron a cabo, realizado desde junio a noviembre de 2008, se llamó Cocoa 10 Años y contó con la participación de 52 grupos, todos los inscriptos en la convocatoria, que no tuvo un criterio de selección que tamizara las propuestas. El horizonte promete, para septiembre de 2010, un Encuentro Latinoamericano, jornada que abrirá las fronteras hacia propuestas de países del resto del continente.

El otro sendero que corre paralelo al de los reclamos es el de la producción teórica sobre la disciplina que le da sentido al colectivo: “Estamos armando el campo intelectual de la danza contemporánea nacional, elemento que escasea completamente. Nos dimos cuenta de que los grandes referentes que pueden dar cátedra del asunto se están muriendo. Son históricos, ellos y sus trabajos, pero no hay documentación que los referencie”, señala Romero. Buscan contribuir en la conformación de un archivo documental sobre la actividad, por un lado y, por otro, fomentar sin cesar la producción de teoría novedosa sobre la práctica, la pedagogía y la metodología de la danza contemporánea.

En ese tren, echan a circular aquellos conocimientos que rescatan y los otros tantos que producen a partir de charlas y talleres que llevan a cabo en los festivales que realizan. El libro Puentes y atajos. Un recorrido por la danza en la Argentina, escrito y auspiciado por la asociación, es el ejemplo más contundente de la intención de conformar un campo teórico propio.

Hasta allí, entonces, la adaptación a las circunstancias. Pero hay más en esa fosa que divide lo independiente de lo oficial.

-- ¿Qué completa esa diferencia en el hacer?
-- Principalmente, el tiempo de creación y de su estética. Juntarse con pares, con personas con las que uno se siente afín en otros campos además del artístico, para buscar el camino y desarrollar un impulso creativo, es una actividad que sólo puede dar la escena independiente. Cuando uno trabaja en el campo oficial, el cumplimiento del cronograma te quita tiempo para profundizar en el conocimiento de las personas con las que trabajás. Los integrantes del ballet cambian casi permanentemente. No podés darte el lujo de hacer cosas nuevas, de experimentar, cuando trabajás con muchos bailarines sin mucho vínculo y un cronograma que te corre desde atrás. En el círculo oficial, no te imponen estilo, pero tampoco tenés tiempo de conocimiento, de investigación. Como contra, lo independiente cuenta con la falta de la gestión oficial, colchón en donde duerme la movida del San Martín, por ejemplo, contenida. Nosotros somos una especie de escuelita de gestión, en ese sentido. Este es un espacio en el que los reconocimientos surgen de nosotros mismos.

Sitio: http://www.cocoadatei.com.ar/
Blog: http://www.cocoadatei.blogspot.com/


Fuente: Agencia NAN

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