jueves, 7 de enero de 2010

La danza que visitó Buenos Aires en 2009

Por Ale Cosin

Migraciones: Mirando al Sur -
Danza Contemporánea

ATP de Tamara Cubas

Chito de Marina Brusco
Proyecto Ligado

Double Face
Cia. FLUX

La sposa di carta
Davide Francesca

Buenos Aires en materia de danza contemporánea, recibió durante 2009 (crisis y gripe A mediante), una cantidad importante de visitas extranjeras. Destacaré algunas sólo adhiriendo a un criterio personal, pero a la vez mostrando la heterogeneidad de los creadores que pisaron suelo capitalino.

En el marco del proyecto de cooperación Migraciones: Mirando al Sur se realizó Migraciones: Mirando al Sur - Danza Contemporánea, una coproducción de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, el Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica, (MCJ) y el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte de El Salvador (CONCULTURA). Un espectáculo que recorrió Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil, Chile y Perú retratando, a través de la danza, la emigración centroamericana en los países expulsores y receptores.


El programa Migraciones... se presentó a comienzos de junio en Buenos Aires gracias al Centro Cultural de España, y estuvo compuesto por dos piezas: Punto ciego (Compañía Nacional de Danza de El Salvador) con dirección de Francisco Centeno, y Ou-topos (Compañía Nacional de Danza de Costa Rica) del reconocido coreógrafo Humberto Canessa, a quien le preguntamos cómo es hacer danza contemporánea en Centroamérica, y respondió lo siguiente:"Esta región ha sufrido convulsiones a lo largo de la historia, sobre todo Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua e incluso Panamá (y dejo por fuera Costa Rica porque realmente es un punto aparte con respecto al resto de Centroamérica). Se debe considerar una gran cantidad de factores, sobre todo los problemas políticos y las guerras, que, como es obvio, acarrean problemas económicos, sobre todo enfatizando una marcada diferencia de clases sociales. Los pobres son muy pobres y los ricos demasiado ricos. Seguramente ésa es la razón misma de la guerra, que al final sustituye a los ricos por clases políticas dominantes que continúan desatando las mismas diferencias. Basta con observar lo que pasa en Honduras actualmente para darnos cuenta de que eso no ha cambiado mucho.


Desde esa perspectiva y, sobre todo, por una necesidad de hacer trascender el sentido de pertenencia nacional, se han logrado desarrollar, en algunos de estos países, proyectos de danza tradicional y folclórica muy importantes. Recordemos que en algunos de ellos la población indígena es casi el 80% del total, como en Guatemala, o que la población campesina tiene un gran peso en la economía. Esto, de alguna manera, justifica el arraigo que tiene la tradición en estos pueblos, además de que, con la instauración de partidos de izquierda, la tendencia ha sido exaltar estas cualidades de la comunidad. La diferencia de clases también se hace notar en el desarrollo, por ejemplo, de la danza clásica elitista en países como Guatemala o Panamá, donde existen "ballets nacionales". Nicaragua y El Salvador e incluso Honduras lograron tener mucha ayuda de Cuba después de las guerras civiles que vivieron, tanto en clásico como en contemporáneo, recibiendo mucha de la "técnica" desarrollada en ese país; también se dieron algunos buenos atisbos de formación de compañías más contemporáneas gracias a la presencia de coreógrafos, maestros o bailarines que habían emigrado y estudiaron en Costa Rica, México o los Estados Unidos.

El caso de Costa Rica es particularmente diferente. En principio, porque en nuestro país se abolió el ejército en 1948 y esto marco una pauta general de desarrollo completamente diferente al resto de la región, considerando que el presupuesto que no se invierte en la guerra se invierte en la educación, la salud y la cultura, y este gran logro se convirtió en el estandarte de la democracia costarricense. La obtención de esos beneficios, derechos y garantías sociales por ley eran la panacea de cualquier país latinoamericano. En este clima tan apropiado para el desarrollo de las artes, la danza en general, pero especialmente la contemporánea, tuvo aquí un nicho importante para progresar y establecerse.

Contrariamente, la danza folclórica siempre ha estado presente pero, al igual que el patrimonio arquitectónico, se ha disuelto en medio del deseo de ser una nación progresista (bastante pro-yanqui), muy ocupada de tener una imagen pro ecologista y turística de primer nivel, lo que hizo que este tipo de espectáculo quedara meramente como un producto de consumo más del turismo internacional que local, a pesar de lo cual en los últimos años se han venido consolidando algunos proyectos que buscan rescatar las tradiciones y darles la posibilidad de reaparecer en el imaginario colectivo con mayor fuerza y sentido de pertenencia".

El Instituto Universitario Nacional de Arte IUNA, a través del Instituto de Investigación del Departamento de Artes del Movimiento, realizó entre junio y noviembre una serie de seminarios, funciones y charlas con artistas y teóricos reconocidos internacionalmente. Llegaron Helena Katz (Brasil), Vera Mantero (Portugal), e incluso se montó con intérpretes locales la performance Project en Buenos Aires, de Xavier Le Roy (Francia) y Mårteng Spångberg (Suecia), quienes ofrecieron además dos solos propios.

Quizás la mayor sorpresa, muy grata por cierto, la tuvo de protagonista a Vera Mantero, bailarina, coreógrafa, cantante, una de las representantes de la nova dança portuguesa con mayor proyección internacional. Su trabajo como docente fue muy bien recibido, por su calidez y solvencia teórico-práctica. Y sus obras (presentó tres solos, Una misteriosa Cosa, dijo e.e.cummings (1996), Olympia (1993), Quizás ella pudiera bailar primero y pensar después (1991) ) resultaron conmovedoras tanto en el plano emotivo como en el formal: movieron a la platea a la reflexión, a la admiración y a percibir desde un lugar desprejuiciado una danza que no se quedó sólo en el despliegue del cuerpo en el espacio.

Con un recorrido formativo que se abre desde la danza académica hasta el uso de la voz, pasando por la actuación y las técnicas posmodernas de movimiento, esta artista curiosa y transgresora, basa gran parte de su creación en interpretaciones propias (o mejor: propias de una generación, de un medio en el que se ha movido a lo largo de su trayectoria, y una combinación de intereses intelectuales y biográficos) de lecturas filosóficas, en especial sobre Gilles Deleuze y lo que el filósofo francés denominó el "método de la intuición".

Mantero confesó, en una charla dada frente a alumnos y docentes, que intenta no asirse a ninguna seguridad, a nada que se reitere en sí misma, que detesta el sólo hecho de poder mostrar algo que sepa hacer bien, una especialidad. Que prefiere hablar del temor que debe enfrentar el que decide crear, y es hacia la elección, hacia el momento de elegir. Todo ello pudo apreciarse en las obras que mostró, absolutamente diferentes, agudas o chispeantes, rudas y poéticas.

Al VII Festival Internacional de Buenos Aires FIBA -5 al 18 de octubre-, en materia de danza no llegó ninguna de las luminarias de versiones anteriores, pero entre las cuatro obras extranjeras se destacó la de la coreógrafa uruguaya Tamara Cubas: ATP. En ella se pretende, jugando siempre en el límite entre la representación de la objetividad de los gimnastas, investigando los riesgos físicos de un deporte de alta complejidad o la frialdad de los personajes pos humanos de las películas de ciencia ficción, mostrar tres cuerpos casi asexuados en un diseño aparentemente azaroso, pero resultado de cuidadosos ensayos previos. Casi un símbolo de la actitud de la sociedad contemporánea, engreída, atérmica, que vive en el continuo presente, hasta que un pequeño e inesperado error muestra sus flaquezas.

En la Capital Federal (como en casi todo el territorio) emergen cada vez más colectivos, grupos de trabajo, redes, cooperaciones entre artistas multidisciplinarios, gestores, teóricos, que tienden alianzas estratégicas y culturales con otros países, otras regiones. A veces se forman verdaderas instituciones paralelas con complejas estructuras, otras menores, algunas abocadas a la creación de obra y otras a la organización de eventos; pero todas parecen perseguir la coacción frente al individualismo propio de a actividad artística. Podríamos nombrar una cantidad tan grande que no daría el espacio para hacerlo, pero algunos, dentro de la heterogeneidad, son el Colectivo Teatral, Proyecto CASA, Laboratorio Esferas, Espacio Silencio de Negras, Formato Living, Encuentro de Danza y Performance; entre tantos.

Un grupo que hizo su primera experiencia de organizar un evento en varias ciudades es el Proyecto Seudo, que juntándose con Pulso Urbano de Córdoba, Festival de VideoDanza BA, Proyecto En.tres (Ciudad de Buenos Aires), Muestra Ambulante del Grupo la Grieta y Colectivo Siempre (La Plata), y las Compañías Hibridus y Flux de Ipatinga MG, Brasil, pensó en el Proyecto Ligado, en busca de potenciar los encuentros entre Brasil y Argentina con una mirada integrada y descentralizada sobre la gestión, la producción, la creación y el diálogo en materia de danza, performance como otras manifestaciones artísticas. Dentro del marco del evento, además de mostrar sus trabajos, los artistas brasileños pudieron intercambiar con los colegas argentinos su experiencia de gestión tan diferente a la local. Momentos como éstos son sumamente valorables para el aprendizaje siempre esquivo de la acción solidaria, pero menos ingenua con respecto a la inserción de la danza y las artes presenciales en general, dentro de la política cultural de una ciudad o una región.

Me permito hacer un apartado para sumar a esta lista la intervención de la simple y poética performance de danza Butoh, La Sposa di carta, encarnada por Davide Francesca, en el 2º Festival Internacional de Danza Contemporánea en Paisajes Urbanos, Pulso Urbano, realizado en la ciudad de Córdoba del 12 al 14 de noviembre. El italiano cruzó dos veces el centro de la ciudad ataviado con un traje de novia confeccionado con papel y alambre. Los transeúntes quedaron fascinados con su andar lento, extasiado, introspectivo y un final que concluía en la destrucción del personaje, hundiendo el traje en el agua de una fuente.

Insistimos en que la lista no supera la imperfección y sólo obedece a un criterio de diversidad desde nuestra particular mirada.

Fuente: alternativateatral

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