martes, 11 de mayo de 2010

Los ladrillos de Los Hornos que construyeron la ciudad de La Plata

Es una de las últimas fábricas de ladrillos artesanales. Muchos edificios históricos fueron hechos en sus hornos

Dardo Valentini tiene la cara, el pelo y el overol azul cubiertos de polvo de ladrillo y carbonilla. Con una mano áspera y negra invita a conocer uno de sus hornallones donde se están cociendo los 10 mil ladrillos que fabricó para restaurar la Casa Rosada.

“Tengo de modelo un ladrillo original de la Casa de Gobierno que es de principios del siglo XIX. A partir de ese molde fuimos haciendo toda la partida”, cuenta a Hoy, el dueño y obrero y de una de las últimas fábricas de ladrillos artesanales que queda en pie, Valentini hermanos, ubicada en 90 y 167 de Los Hornos.

“En 1950 me asocié con mi hermano Omar y el 9 de septiembre de 1951 hicimos el primer ladrillo y desde ese momento no paramos”. Junto con su hermano y su hijo Daniel siguen con orgullo la tradición dejada por su abuelo David, quien en 1884 llegó de Italia para trabajar en la incipiente industria del ladrillo.

“A los 13 años empecé junto a mi hermano Valentino a trabajar haciendo ladrillos. Aprendí de mi abuelo y de mi padre, pero uno después se va haciendo solo”, dice, y añade que la historia empezó en la intersección de 76 y 149. “Allí mi abuelo instala su primer horno. Después vuelve a Italia, ya había nacido mi padre. Después de la Primera Guerra Mundial, mi padre vuelve al país y pone su fábrica en 84 y 167”, expresa.

Con paciencia y paso rápido, Dardo muestra y explica cada uno de los pasos para construir un ladrillo. “Primero está el pisado artesanal en el que se utiliza estiércol traído del Hipódromo y tierra colorada. Después se arman los ladrillos y se ponen a secar”. Una vez secos, pasan a cocinarse dentro de los hornallones. “El cocimiento tarda entre 8 y diez días”, precisa.

La industria de la cual los hermanos Valentini son de los últimos representantes nació con la fundación de La Plata. Entre 1880 y 1890, los primeros habitantes de la ciudad y varios inmigrantes se instalaron en Los Hornos atraídos por el trabajo que suscitaba la floreciente industria de la construcción.

Con los ladrillos que salían de esos hornos, se irían emplazando los edificios y las primeras casas de familia de la gran ciudad. Esta industria ladrillera hizo que la localidad, cuyo nombre oficial es Villa Unión Nacional, comenzara a ser llamada por sus pobladores “Los Hornos”.

La industria pasaba por uno de sus momentos de esplendor, había pleno empleo y producción. Pero el sector comenzó a decaer y se hizo sentir fuerte en la empresa familiar.

A más de un siglo de la llegada de los primeros constructores a Los Hornos, la historia es otra. “La fábrica está pasando por un momento difícil. Tengo muchas deudas y trabajo para seguir sosteniendo esto. El 25 de mayo se jubila una de mis peones, después de eso no se que va a pasar”, concluye melancólico Dardo.

Fuente: Hoy

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